
Llegó a mis manos este libro de la mano de la madre de la autora, Carmen. Lo cogí, y lo primero que miré es que adquiría un compromiso de lectura de 400 páginas de una escritora novel como es Natalia Ruíz Risueño, por cierto, de profesión actriz, y es que este Ciudad Rodrigo y esta familia no deja de sorprendernos, pues ya su hermano siendo adolescente escribió un libro de poemas. No obstante, 400 páginas son muchas si la cosa no funciona, y pensé, ¿pero qué obligaciones me busco ahora tener que meterle mano a este ladrillo?
Ha estado, el libro, en mi mesa de estudio varias semanas, mezclado con varios más pidiendo vez, hasta que por turno y fuerza para enfrentarme al compromiso le tocó. Me he encontrado en él un libro raro, para empezar siendo un libro novel no guarda ninguna regla comercial, pues se atreve a tener 400 páginas cuando los fáciles de vender no llegan a las 300, y cuando sus portadas siempre hay alguien sexi, y ya ven en esta, una protagonista, Julia, como una niña de un cuento, la que por razón de la historia no es más que casi un trozo de hierro. Su vacío de todo contenido social, añadido a su carencia de sexo en medio de las 400 páginas en la que sólo hay una historia de amor romántica lo hacen en principio como inabordable.
Bien, pues uno, como que empieza a ello y poco a poco circula hacia ese bosque que contiene no se sabe qué, al que trata de llegar Julia y sus amigos, esos que no tienen casi ni un esbozo de lo que son y que a un tiempo con sólo esto llegan a interesar, e Ian logra contener todo lo que una mujer sueña de la amistad y el amor, aunque sólo existan personajes así en sus mentes, pero que para el género femenino se hacen deseables de existir realmente.
Y así, hasta el final del bosque, donde se llega a la casi última página esperando ya saber, y con el temor de no tener ya en dos páginas sitio para explicar todo. Y luego en un segundo esa nada contiene un todo, que es a su vez irresoluto y por tanto otra nada para volver a empezar. Una alucinación que nos deja ante la vida y como la vida con todo y sin nada.
Es por tanto esta novela una paradójica fantasía construida sin nada para querer explicar un todo vital, que como en la vida misma, al tiempo que se nos escapa nos agarramos a ella. Si ustedes se atreven métanse con ella estos días de otoño que son propicios e invitan a sumergirse en la lectura.
Gracias Natalia, por tu obra y por ser de Ciudad Rodrigo.
José Luis Sánchez-Tosal
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