
El Espacio Educativo Municipal, sede de la UNED y de la Universidad de la Experiencia ha acogido la actividad de UniverCiudad “Pervivencia del mayor clásico: el Quijote en cápsulas”, abierta a todos los ciudadanos.
Domingo Benito ha explicado que esta actividad es iniciativa del ayuntamiento para ampliar temas en la Universidad de la Experiencia pero abierta a todos los ciudadanos interesados.
La conferencia de esta tarde está englobada en el Día del Libro (que coincide con el día de la Comunidad de Castilla y León) recordando la fecha de fallecimiento de Miguel de Cervantes y Shakespeare.
La invitación a la ponente, Francisca Noguerol, ha sido por una persona, cuyo nombre no ha querido acordarse, para destacar el buen criterio para ello.
Mª José González Rivas, coordinadora de la Universidad de la Experiencia, ha destacado la importancia de la ponente y que de la conferencia todos saquen provecho.
Francisca Noguerol no da una conferencia, da una clase magistral, de las que no se olvidan, y lo ha conseguido con el Quijote como tema, un libro que todos conocen y que pocos han leído. Pero es lo de menos, porque con el relato, la pasión y la explicación de Noguerol se sale del aula lleno, con ganas de leer todo lo que se ponga.
Y con el Quijote como referencia y escritores que han sido capaces de escribir en un microrrelato tantas historias del libro de Cervantes ha querido rescatar el valor de este género, el microrrelato, que en palabras de Jorge Luis Borges el Quijote es una novela plural. Borges cree que desde que se escribió el Quijote no se ha escrito nada después que merezca interés.
Para Noguerol el Quijote se ha visto de muchas formas a lo largo de los siglos; “un Quijote romántico en contraste al prosaico Sancho”, el Quijote está siempre reinterpretándose. Y es en los años 1970 – 1980 cuando el microrrelato se canoniza, la condensación, contar mucho en poco espacio es la que el Quijote ofrece en su narrativa.
Fernando del Paso cuenta varios pasos de una historia con el discurso de una mujer loca, Carlota, para desde la locura contar la historia.
Después, diez autores y diez microrrelatos, leídos y explicados para ahondar más si cabe en los presentes y hacer sentir la necesidad de leer el Quijote y a estos escritores.
“Parábola de Cervantes y el Quijote”. J.L. Borges
Harto de su tierra de España, un viejo soldado del rey buscó solaz en las vastas geografías de Ariosto, en aquel valle de la luna donde está el tiempo que malgastan los sueños y en el ídolo de oro de Mahoma que robó Montalbán.
En mansa burla de sí mismo, ideó un hombre crédulo que, perturbado por la lectura de maravillas, dio en buscar proezas y encantamientos en lugares prosaicos que se llamaban El Toboso o Montiel.
Vencido por la realidad, por España, don Quijote murió en su aldea natal hacia 1614. Poco tiempo lo sobrevivió Miguel de Cervantes.
Para los dos, para el soñador y el soñado, toda esa trama fue la oposición de dos mundos: el mundo irreal de los libros de caballerías, el mundo cotidiano y común del siglo XVII.
No sospecharon que los años acabarían por limar la discordia, no sospecharon que la Mancha y Montiel y la magra figura del caballero serían, para el porvenir, no menos poéticas que las estepas de Simbad o que las vastas geografías de Ariosto.
Porque en el principio de la literatura está el mito, y asimismo en el fin.
“Moneda 16”. L. Correa-Díaz
“La trabajosa perdurabilidad del Quijote”. F. Vique
“La verdad sobre Sancho Panza”. F. Kafka
“Teoría de Dulcinea”. J.J. Arreola
En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la vida eludiendo a la mujer concreta.
Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que un caballero andante embestía a fondo una de esos vagos fantasmas femeninos, hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de cuatrocientas páginas de patrañas, embustes y despropósitos.
En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su cueva. Con cualquier pretexto entraba al aposento y lo invadía con un fuerte aroma de sudor y de lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.
El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía enfrente, se echó en pos, a través de páginas y páginas, de un pomposo engendro de fantasía.
Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas encinas y dio tres o cuatro zapatetas en el aire.
Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su casa. Sólo tuvo tiempo para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su alma reseca.
Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, y tuvo un destello inútil ante la tumba del caballero demente.
“La mujer ideal no existe”. M. Denevi
“La cueva de Montesinos”. E. Anderson Imbert
“Shakespeare cervantino”, J.R. Vila (Txerra)
“La cuarta salida”. J.M. Merino
Conferencia de Noguerol que no ha dejado indiferente a la audiencia, con deseos de que pronto vuelva y ofrezca otra lección magistral.
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