
En El Porvenir se han representado una serie de obras de pequeño formato por los alumnos del taller de teatro del Centro Social “Aldea” impartido por la Escuela de Teatro Lombó.
Azúcar: con Belén Torres Ladis y Juan Rodríguez Ventana. Típica escena de adulto y joven estudiante que tiene que aprenderse temas para un examen. La joven segura de saber los temas quiere irse con los amigos y el adulto, tío, no la deja hasta que le pregunta sobre los temas: “ingredientes de las torrijas”, “… azúcar, y mucha azúcar…”…
La chunga: Antonio Pérez-Solórzano Sancho y Belén Torres Ladis. Profesor y alumna. Ésta entra en el departamento de la asignatura de forma…, sin formas, y el profesor le pide que vuelva a hacerlo. Después le habla del examen, que no ha hecho, pero le pide que le apruebe. Le pregunta por ingredientes de las torrijas, y la alumna le responde: “azúcar, mucha azúcar…”. El profesor muy serio no se deja intimidar, pero la alumna justifica una enfermedad y por eso no pudo hacer el examen. Ante la negativa la alumna le descubre un secreto, es alcohólico, y de una forma sutil concierta una fecha para hacer el examen.
La alcaldesa: Beatriz Iglesias López, Carmen Valverde Mena y Gabriel Zamarreño Álvarez. Escena de un pequeño ayuntamiento, con un funcionario que hace de todo y está a todo. Una alcaldesa que va al ayuntamiento y despacha con el funcionario asuntos cotidianos de un pueblo, como la entrada de ganado en un prado, o que los turistas pasan por la calle… Llega la madre de ella, saludos, comentan, y la hija la despacha enseguida.
Crimen: Antonio Pérez-Solórzano Sancho y Juan Rodríguez Ventana. Una consulta. Entra un hombre pidiendo al especialista que llame para evitar una muerte, y este se niega a que le digan lo que tiene que hacer.
Sala de espera: trabajo en grupo. Escenario con seis sillas. Van entrando personas, de una en una. La primera se sienta en la segunda silla hasta completar cinco. Llega el sexto y va hacia el final, y todos se levantan y mueven un puesto. Todos sentados.
El primero hace gestos y ruidos, los demás hacen esos gestos y ruidos. La segunda hace otros gestos y los demás igual, así hasta llegar al sexto. Esto se repite con risas, llantos, exclamaciones.
El público, cercano a la centena, ha aplaudido cada una de las escenas y al final por haber pasado un buen rato y reconocer el trabajo de estos aficionados que cada vez se acercan más al Teatro Nuevo, al lado.
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