
Esta tarde ha sido presentado en la Casa Municipal de Cultura el libro Entre mina y ciudad de Leoncio García Rodríguez.
La sala de actos de la Casa Municipal de Cultura se llenó enseguida y hubo mucha gente de pie escuchando las presentaciones del alcalde Juan Tomás Muñoz y la del autor a cargo de Rebeca Jerez.
Muñoz ha recordado que este libro es la retrospectiva de época vital y laboral de Ciudad Rodrigo, siendo la tercera entrega de su producción literaria en un momento de controversia, que en tiempo no lo fue, y ahora sí en unos pueblos de la comarca.
Jerez hizo una presentación con el poema Versos de mi vaquerillo, de Gabriel y Galán. El libro es una crónica, un relato histórico y un viaje. Referencias a una historia reciente de esta tierra. Un libro que refleja el cariño a Ciudad Rodrigo.
El autor, Leoncio García, ha contado que uno de los motivos del libro es recordar a tantos mineros, de aquí y de otros lugares, por el enorme trabajo en condiciones duras tanto física como de penurias para hacer su trabajo y dejar constancia de esos esfuerzos para generaciones venideras, ya que hoy día apenas se les recuerda.
Cuenta que en la mina de Ciudad Rodrigo ya Enusa), la denomina así, trabajó con gentes venidas de otros sectores, como mataderos, construcción, campo, que fueron aprendiendo el nuevo trabajo y él denomina “buenos mineros”, a los que inculcó seguridad, bajo el principio de no correr, “tenlo todo bien y sale bien”.
También se ha referido a su llegada a Ciudad Rodrigo y su nuevo trabajo y el recibimiento de la gente de Ciudad Rodrigo y se preguntó entonces “por qué no he venido yo aquí antes”. Antonio Hernández, Tato Galerías, que cuenta alguna anécdota comprando el periódico en el puesto de Felipe en la Plaza Mayor y el fútbol. En La Pesquera como pescador y Lauren. O Agustín Moriche, que aprovechó un hueco para darle sus recuerdos y diploma.
Conoció un mundo diferente donde los toros, las tientas, los carnavales dejaron una huella en él. San Sebastián lo sobrecogió y la lecturas de libros, como Guerras incruentas, de Jesús Sánchez Terán le ponen al tanto de tiempos pretéritos de la historia local.
Como leonés quedó impresionado al entrar por la Puerta Nueva y ver la escultura dedicada a Fernando II Rey de León. La diócesis y su momento delicado de si seguiría como tal. La Catedral.
Los parecidos de ciertas artes y deportes, como la gaita que comentaba con Pepe Martín, el oculista, que tenía este instrumento ascendencia leonesa. O las demostraciones de la lucha leonesa, que resultaba ser muy parecida a los juegos de niños.
Un recorrido por el libro en agradecimiento a los más de veinte años que pasó en Ciudad Rodrigo con su familia, que tienen un especial recuerdo de su tiempo vivido.
Como detalle regaló el libro a todos los presentes.
Finalizado el acto se dedicó a dedicar los libros a muchos de los prsentes.
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