
(la llama, las brasas)
La noche del solsticio de san Juan
convoca a los ancestros ante el fuego,
que todo purifica con su ardor
y que dividiniza lo pagano.
Tan solo somos máscaras postizas
de cuanto deseamos apagar:
maldades, mezquindades y ruindad,
“mas nunca mañanamos”.
… Avivamos la llama de ese fuego
perpetuo e inextinguible, cuyas brasas
sacrifican la esencia del vivir
cuando todo lo apagan.
Santiago Corchete Gonzalo
Ciudad Rodrigo, Noche de San Juan 2018.
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