
Vuelve Rodrigo Cuevas a Ciudad Rodrigo, esta vez en el III Festival de Cultura Tradicional Hispano-Lusa, dentro del programa Fortific-Arte que realiza el Consorcio Transfronterizo de Ciudades Amuralladas, Ciudad Rodrigo y Almeida, y de la VIII Escuela de Verano de Folclore de Ciudad Rodrigo.
La velada tuvo un telonero en la persona de uno de los profesores de percusión corporal de la Escuela de Folclore, Jep Meléndez. Con las manos y su cuerpo fue haciendo música que sorprendió a todos los presentes. Cualquier parte del cuerpo tenía alguna nota escondida y él la sacaba para componer esa melodía corporal. Después se puso unos zapatos de claclé. El baile con estos zapatos fue especial en los ritmos y sonidos. Fue muy aplaudido.
Entra en escena Rodrigo Cuevas y pronto comienza el espectáculo. Con la naturalidad de siempre se dirige al público, y se mete entre él, causando cierta prevención para el conocido “que a mí no me saque”. Da igual, Rodrigo Cuevas trata con respeto a todos y las palabras que dirige a uno se entienden a todos los presentes.
Cuenta su particular “trópico de Covadonga” y pronto empieza a cantar música tradicional con nuevos ritmos. Entre canción y canción su espectáculo recuerda a personas que han destacado en la vida, recuerda tradiciones, casi siempre asturianas, la familia siempre presente.
Recuerdo de tradiciones ancestrales que por la actitud valiente de una mujer deja de hacerse, El Foro, una tradición asturiana de dar a los señoritos lo mejor que uno no tenía. O la historia de Rambal, que vincula sin decirlo a los derechos de las personas con “ni un paso atrás”.
La muñeira está presente, junto con los cesteiros y termina con una en recuerdo de su abuelo.
Termina anunciando que hace como que se va y que el público le pida una canción y vuelve, pero el caso es que le piden una, otra, otra…, se estarían escuchado a este artista que se rinde ante el público, y viceversa.
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