
Llega la tarde avanzada y tengo necesidad de escribir, de hacerlo a esa hora que normalmente todo aún está paralizado, pues han desaparecido los ruidos del festivo mediodía y aún no han hecho presencia los del sábado noche, aunque hoy aquí, en Sequeros, mira por donde, no hay tregua, pues no han acabado los ruidos de la comida de la concentración de motos y ya suenan los ensayos musicales de la noche, como si de una cuestión de un sin parar fuera la exigencia de este día tan extenso como expansivo en fiestas y actos, que ha dejado de ser el cementerio invernal para pasar a ser ejemplo vital y cultural de toda la Sierra, y de muchos lugares de nuestra geografía.
Pero, si además, el escribir necesita tanto del silencio ambiental como del propio, pues cómo hacerlo mientras están tirando de ti un montón de motivaciones para estar, como se dice ordinariamente, en la pomada de lo que sucede a tu alrededor, y sobre todo de que cuando lo circundante es en realidad toda una festiva y realidad causada por los irresistibles deseos precisamente de huir del escenario, lo que hace llenar todos los escenarios tan atractivos como cargados de la necesaria opacidad para eso precisamente, tapar la escena, la que unas veces nos oprime, otras nos hace sentir culpables, y muchas infelices por todo lo irresistible o resuelto de la manera no deseada.
Bien, después de todo este viaje por el todo y la nada, del deseo de escribir y sobre qué, viene la pregunta: ¿pero para qué?, pues eso, como la vida que me rodea este finde lleno de acontecimientos festivos culturales que nos hacen ajenos a las realidades y casi más felices, por tanto, es decir, para cumplir mis deseos de expresión y así aislarme, pero sirve esto en la escritura, o terminas con la sensación de que te estás haciendo trampas a ti mismo en este solitario, nunca mejor dicho, que es el hecho de escribir, puesto que este sea o no festivo nunca si quiere ser eso, escritura, puede dejar de acudir a la realidad aunque sea a través de la fantasía para señalar y tratar de desentrañar lo que hay en ella y lo que debemos tratar de esquivar, evitar o mejorar, siempre, claro, que sea posible, porque yendo a ello facilito está, pues eso criticar unas nuevas elecciones por mucho que bailemos y soñemos en un finde lleno de evasión no evita que luego en el lunes que siempre está a la vuelta de la esquina nos aparezcan de nuevo ellos con todos sus desencuentros, traiciones, mentiras, imposibles, y posibles frustrados de los qué y a los que se debe atender y escribir para salvarme-nos, pero eso sí, ya con la sensación de que es una masturbación tan necesaria, salvo milagro como infecunda, pues de momento esto y todo está sin orgasmo final, y a pesar de esto y por esto hay que defender la alegría como si se tratara de un destino.
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