
La semana pasada había un músico callejero junto al Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo. Hoy repite actuación musical y de estatua viviente cada vez que termina la actuación. De vez en cuando se acerca alguien y le deja unas monedas.
Las dos veces que ha venido ha ido al Ayuntamiento para solicitar permiso, que le han concedido los concejales.
Toda la Plaza para Pepín, El Niño de San Giraldo, en su bicicleta y con la famosa gorra adornada con piedras “preciosas” regalada por Raquel.
Al poco rato suena la gaita y el tamboril. Aparece por el fondo de la Plaza Mayor un grupo de gente, en comitiva, con el tamborilero Juan Antonio tocando. Van subiendo la Plaza como si día festivo fuera, parando para saludar a conocidos y terminando en la fachada del Ayuntamiento para la fotografía familiar. No todos los días se cumplen bodas de oro.
Pasan más cosas, que no son tan singulares.
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