
Como era de esperar había mucho público en el concierto de Gato Charro en La Colada. Público seguido, paisano y amigos, además de gente a la que le gusta la música, se acercaron para llenar La Colada y disfrutar de una noche de música, actuaciones de invitados que han dejado un buen sabor de boca a los asistentes.
Música que bebe de diferentes estilos que ofrece el suyo propio, y letras que están al lado de la gente, a ras de tierra, en las que la vida queda reflejada.
Sin parar desde el minuto uno hasta el final por el escenario han ido pasando, como habían explicado en la presentación del concierto días pasado, músicos de aquí y de allá para hacer una fiesta de la música.
La primera invitada fue Alejandra Varella, en otra canción Sergio Cardoso, Joana. Sigue Miguel, del grupo Arapajoe, que tiene un estilo que se acerca mucho en algunas canciones. Cambia el registro y aparece Cristina, bailando y en ocasiones parecía su baile un instrumento más. Cierra las invitaciones Sendín, con su saxo, para ponerse entre el trompeta y el trombón (de Roberto Pacheco).
Cuando parece que el concierto ha terminado piden un minuto ante la petición de más. Se van detrás del escenario y aparece como en sus orígenes, músicos de charanga. Son varios miembros de la familia Pacheco que tocan en charangas carnavaleras acompañados de Sendín. Y como charanga se meten entre el público para cantar la canción, La Campana Gorda, una Campana Gorda de la que tendrían que aprender los que en los sanfermines empiezan a tocarla sin lograr el sentimiento que tiene esa canción. El público se integra con los músicos y la canción terminando en una explosión.
Después tocaron varias canciones como colofón a este concierto, ante un público que se sabe las letras de las canciones y lo sigue cada vez que puede.
Gato Charro tenía ganas de volver a tocar en Ciudad Rodrigo. Espera hacerlo pronto.
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