
Hace pocos días en una de mis últimas visitas del Precarnaval me encontré con Nano Marta en los alrededores de la Catedral y charlamos como viejos amigos que siempre fuimos. Nano era amigo de todo el mundo y la amistad era consustancial con su personalidad.
Yo le traté mucho cuando era Alcalde como representante de Interpeñas junto con Ferino su presidente y siempre encontré en el sensatez y sentido común, algo que no abunda.
Después fuimos hermanos del Hospital de la Pasión y su humanismo y su religiosidad fueron siempre ejemplares.
Creo que además de todo ello destacó por su farinatismo proverbial y su gran humor siempre contagioso.
Era un símbolo de persona trabajadora como miembro de una familia “los Martas” a la que tanto debemos y que siempre han sido y siguen siendo un ejemplo de trabajadores incansables. Nano, tan querido por todos nos ha dejado, pero su senda sigue viva y siempre le tendremos en nuestra memoria. Descanse en Paz y que la tierra le sea leve. Mis más sentidas condolencias a toda su familia.
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