
La tribuna, además, debería servir para educar en las artes de la palabra y, sobre todo, proyectar confianza y valores democráticos al presente y al futuro, es decir, a los niños que atónitos se quedan con la copla del telediario y el “malrollismo” parlamentario. Se predica con el ejemplo. Lo triste de la milonga es el pensamiento generalizado de que las trifulcas violentas son una cuestión de educación. De educación, mala baba y lo que esté en sus manos, señorías. El quién es quién no deja de ser un juego para niños y vuestras sesiones distraen su creatividad.
3 Comentarios
COLOR, el Sr. Blanco se embarulla con las palabras para que queden bonitas, pero al final las ideas, si las tiene, se le quedan debajo de ese horrendo gorro y nunca dice nada de nada.
En cuanto a usted, COLOR,,,, , un poco de por favor. Gracias,
Señor Sabor. Pueden gustar o no gustar las opiniones aquí vertidas por todos los que se deciden a escribir algo en este medio u otro. Se puede estar más o menos de acuerdo. Pero para mi, merecen todo el respeto por el mero hecho de expresar un comentario u opinión. Por eso, nunca criticaré a nadie por hacerlo y seré respetuoso con todos. Por supuesto también con usted. Gracias.
Así debería ser, lo de proyectar confianza y educar en el arte de la palabra desde la tribuna. Pero hay tribunas y tribunas… y desde algunas, esa proyección didáctica y de agua clara, seria mucho pedir para un sector amplio de los políticos, porque dejaría de ser política.