
Cabizbaja sube avergonzada hasta el cielo en busca del maná de la última campaña “on line”. En casa Cosette friega la loza no sin antes rebañar los platos con los dedos. Él salió en busca de trabajo y no piensa volver sin conseguir algunos cuartos. Un proscrito cincuentón a trompicones con la vida laboral casi desde la infancia. Una cacerolada intenta parar el desahucio. En la fila se discute por la vez y la vez se desentiende por temor al qué dirán. Fantine emprende el regreso con las bolsas de la caridad repletas. Valjean, impotente, la deja partir con su dolor hasta que la profundidad vuelve a engullirla. Javert acosa y persigue implacable.
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Mi sobrino es voluntario en comedor del Banco de alimentos en Salamanca, diariamente tienen cerca de 400 personas a comer, y solamente 3 de estas 400 personas están cobrando el famoso ingreso vital minimo que tanto bombo y platillo, anunciaron los filibusteros de este Gobierno, nos venden humo, como la vacuna, y encima nos lo creemos
El número de parados en este país ya era alto antes de la pandemia. Después de ella, puede ser brutal. Esperemos que pase cuanto antes esta pesadilla, para poder volver a la normalidad. Pero nunca debemos olvidarnos de todos aquellos que se ven en circustancias desfavorecidas, para poder ayudarles a salir del estado de pobreza. Seria conveniente emplear recursos para no dejar a nadie desamparado. Y sobre todo. Cuando hay enfermos, niños, mayores, etc… Parar los dedaucios provocados en mayor parte por los bancos, que luego esas viviendas van a fondos buitre o son ocupadas ilegalmente por otros. La desgracia de perder un trabajo, teniendo hipoteca y cargas familiares no debería dejar a nadie sin un techo. Teniendo en cuenta que la mayor parte de los desaucios vienen provocados por los bancos. Ayudemos a todos los que se ven en circustancias desfavorecidas para poder hacer un mundo algo mejor para todos.