
Nuevas hojas sueltas
Veinte años
Aprovechando que ahora tengo tiempo libre y que el bicho nos tiene encerrados, me armo de valor y ordeno, de nuevo, la biblioteca. Es una tarea pesada al principio, pues los libros tienen una increíble capacidad de absorber el polvo, pero poco a poco se hace cada vez más agradable; Muchos libros tienen su historia y me detengo en muchos de ellos. Reviso todas las estanterías, una por una, y reparo en un libro con artículos míos de hace veinte años. Es un bonito tomo bien encuadernado –y dedicado- que me lo regaló mi hermana Elisa. Contiene los escritos desde el año 2000 al 2003, que fui haciendo periódicamente.
Hace ahora veinte años que empecé a escribir artículos en una página web de mi pueblo (ciudadrodrigo.net) y los fui publicando regularmente desde ese 2000 hasta, al menos, 2007. Con tiempo y paciencia, los iré comentando y actualizando.
Releo algunos y me paro en uno de ellos que titulé “¡Vaya papeleta!”; trataba de las elecciones a la presidencia de los EEUU, en las que se presentaban G. Bush y Al Gore, en el año 2000; se denuncia la votación y se arma la marimorena en los tribunales.
Explicaba cómo sucedió todo y daba a entender que en el colegio de mi hijo se eligieron representantes de padres de alumnos sin ningún problema, y con un poco de ironía (que por suerte el tiempo me la mantiene, si no la aumenta) proponía invitar a una comisión del Congreso americano a venir y explicarles cómo se hacen unas elecciones y cómo se cuentan los votos.
Veinte años después, otras elecciones estadounidenses con problemas; el impresentable Donald ha denunciado el resultado (denunciando un fraude que no ha existido) y la que se ha liado es gorda; muchos de sus partidarios han asaltado el Capitolio y mañana toma posesión el legítimo ganador con un Washington lleno de policías por temor a altercados.
Veinte años es mucho tiempo; uno pasa de niño a adulto, o de padre a abuelo y llega a conocer a mucha gente. Todo cambia vertiginosamente y pasamos de la simple TV al PC y de las enciclopedias a google, sin apenas darnos tiempo.
Pero también nos damos cuenta que veinte años se pueden pasar enseguida y muchos aspectos de la vida no han cambiado tanto. Como dice la canción:
Sentir
que es un soplo la vida
que veinte años, no es nada…
___
Si quieren leer el artículo del año 2000:
Hojas sueltas
¡Vaya papeleta!
En el colegio de mi hijo se han celebrado elecciones para representantes de padres en el Consejo Escolar. Me pregunta y le explico en que consiste el Consejo y cómo se eligen a los padres que allí nos van a representar.
El día de la votación, los padres tomamos la papeleta y marcamos, con una cruz, en el recuadro del candidato que elegimos. Así de simple y así de justo y de libre. Al final de la jornada, se abre la urna y se cuentan las cruces de los elegidos y se determina quienes son los padres que han de acudir al Consejo. Así de simple y así de justo y de libre.
En EEUU están enzarzados con la elección del Presidente, desde hace no sé cuántos días. Algún comentario hemos hecho en casa sobre el tema, pero mi hijo, aún, no me ha dicho que le explique el asunto. De lo que me alegro, porque si lo hace… ¡vaya papeleta explicarle lo de las papeletas de EEUU!
Allí están más avanzados; no cuentan las papeletas a mano, como aquí; ellos disponen de máquinas para contarlas (semejantes a las vemos en los bancos para los billetes). Para evitar errores, toman una muestra de ellas y las cuentan a mano: si el resultado difiere bastante del de la máquina, se supone que hay un “error de conteo”, de la máquina o del manual.
Entonces entran en juego los recursos legales y aparecen los buitres*. Los aspirantes empiezan a apelar a los tribunales sobre las papeletas mal contadas por las máquinas, o solicitan sean contadas a mano en un distrito, o en otro… ; o que valgan las de aquí y no las de acullá… o se recusa un tribunal, por errores de jurisdicción, o de forma,…; en fin, un auténtico lío legal. Cuando escribo estas líneas todo está en manos del Tribunal Supremo de los EEUU, y para decidirlo, antes ha anulado una decisión de otro tribunal de menor rango (por cierto, los jueces de este tribunal superior son, al parecer, elegidos directamente –o sea, a dedo- por los presidentes, actual y anteriores, y ya se sabe su tendencia y, por consiguiente, su más que probable decisión). En fin, como dicen en mi pueblo, la monda…
Esto ha supuesto, como era de suponer, ríos de tinta en los medios de comunicación (hasta yo mismo, aficionado novato, lo estoy haciendo).
Hace unos días leía un curioso artículo de un matemático que analizaba la cuestión y opinaba que el resultado final sería el mismo que si se lanzara al aire una moneda no sé cuántos millones de veces y se aceptara su resultado. Para simplificarlo, sugería solucionar el asunto de las elecciones de una manera sencilla: tirar una moneda al aire y elegir así al presidente (eso sí, proponía, para evitar problemas, que los bordes de la moneda se redondearan convenientemente para evitar que ésta cayera de borde).
En otro artículo, esta vez del famoso escritor Salman Rushdie, se propone compartir el cargo entre Bush y Gore, uno como presidente y el otro como vice, durante dos años, al cabo de los cuales, cambian de responsabilidad los otros dos restantes.
Además de los artículos, también han empezado a circular los inevitables chistes, a lo que son tan aficionados los estadounidenses; aparecen en todos los periódicos y en internet son particularmente abundantes y virulentos. Uno de ellos: “el 60% de la población cree que Gore debería aceptar la derrota. El otro 40% son sus abogados”. Otro, del The New York Times: “Cuando todos pensábamos que esto no podía ser ya más absurdo, Bush lleva al Tribunal Supremo de su papá los votos que le quiere dar su hermano”. En fin, para qué seguir…
Ellos elegían sólo a un candidato; nosotros, en este pueblo toledano hemos elegido a cuatro -¡cuatro, de una vez, en una misma papeleta! ¡qué papeleta!-, hemos designado los vencedores a padres del Consejo en un solo día. Sin problemas; sin abogados; sin máquinas de contar; sin trampas ni fraudes; sin cuentos chinos…
Mañana tengo que ver a Salvador, el director del colegio; le propondré que para las próximas elecciones al Consejo Escolar invite a una comisión del Congreso de EEUU, como observadores. Les enseñaremos cómo se hacen, de manera sencilla y limpia, unas elecciones; y de paso les invitaremos a buen vino, jamón y tortilla de patatas. ¡Van a saber lo qué es bueno… !
(*): Los buitres son, lógicamente, los abogados de uno y otro bando, que se están haciendo de oro a cuenta del asunto. Los todavía candidatos se están dedicando, de nuevo, a recaudar fondos entre sus partidarios –actores, cantantes, banqueros, “grupos económicos”, etc.- para poder pagar los cientos de millones de dólares que se están llevando.
Manuel Domínguez
17/1/2000
0 Comentarios
Lo sentimos!
Pero puedes ser el primero Deja un comentario !