
Con el año nuevo, se empieza la esperada vacunación de la Covid-19, que según los expertos es el mejor procedimiento que nos permitirá librarnos del dichoso bicho.
Se ha conseguido con una velocidad increíble, impensable hace un tiempo. Se han cumplido, al parecer, todos los procedimientos científicos y de procedimiento para su obtención. Algunos no se lo creen realmente y aducen, precisamente, ese tiempo récord, pero muchos expertos responden que esa rapidez no es un inconveniente sino un auténtico logro científico. Se ha ensayado previamente en miles de voluntarios y los efectos secundarios son los previstos y lógicos en comparación a cualquier otra vacuna. De modo que nos la podemos poner con bastante tranquilidad y seguridad. Es mayor el riesgo de padecer la enfermedad que los posibles efectos secundarios de la vacuna Cuanto más tiempo pase, y más personas estén vacunadas (y ya van varios millones), más información hay sobre esa seguridad. Si yo pudiera, me la pondría ahora mismo, pero he de esperar a que me corresponda, según mi grupo de población susceptible. Al estar jubilado, dejo de ser sanitario en activo y paso al segundo o tercer grupo, el de los mayores de 65 años. Calculo que me tocará hacia abril o mayo, si los plazos se van cumpliendo (que lo dudo); mientras, seguiré con las medidas preventivas ya conocidas y cruzando los dedos y tocando madera…
Las vacunas están prácticamente personalizadas, de modo que se van inoculando a personas previamente designadas en relación a la población que les corresponde. Es algo complejo, dado que es necesario mantener la cadena de frío y el proceso de descongelación, pero al poco tiempo del inicio de la campaña, se irá adquiriendo experiencia y se podrá hacer sin problemas.
Hemos conocido estos días que algunos “listillos” se han vacunado sin que les correspondiera; da la casualidad que han sido alcaldes y gestores, con lo que ya estamos de nuevo en el tema político. Según ellos mismos, les habían avisado porque “sobraban dosis y había que aprovecharlas y no tirarlas”. Explican en la televisión esas excusas, con toda la cara dura, y complicando más y más el asunto cuando más hablan; ya se sabe que “en boca cerrada no entras moscas” y que “uno es dueño de su silencio, pero esclavo de sus palabras”.
Los comentarios son de todo tipo: aprovechados, abuso de poder, indigno de su puesto, etc. Alguien entrevistado en la tele, bastante razonable, recurre a lo típico de que el capitán de barco siempre abandona el barco el último y dice que si sobran vacunas, a cualquiera menos a un alcalde. Tiene razón: un cargo público debe dar ejemplo con sus actos.
Una cosa es aprovechar algo, en su primera acepción (utilizar una cosa de forma que se obtenga el máximo provecho posible de ella) y otra es hacerlo en su segunda acepción (utilizar cierta circunstancia para obtener provecho o conseguir algo en beneficio propio).
Lo primero, aprovechar algo, es lo que sabían hacer muy bien nuestras madres y nuestras abuelas en casa. Sobre todo con la comida. Si sobraban lentejas, al día siguiente puré o lentejas con arroz; con los caldos de cocción, sopas de fideos, con el pan duro, migas; y sobre todo, de los restos del cocido, croquetas.
Estos politiquillos del tres al cuarto no han usado las vacunas sobrantes para aprovecharlas y no tirarlas; lo que han hecho, simplemente, es aprovecharse de su cargo para vacunarse cuando no les correspondía.
Cuando ya tenía terminado el artículo, leo que hay más alcaldes y concejales (de varios partidos, todo hay que decirlo) que también se han apuntado a vacunarse sin tener el derecho y con las disculpas más variopintas; algunos dicen tener razón… pero piden perdón (¿). Ya hay publicada una lista de “tramposos”. También han aparecido otros altos cargos políticos, trabajadores sanitarios JUBILADOS del Hospital Clínico de Madrid (de momento se sabe que han sido MAS DE 600) y hasta un consejero de Sanidad y MAS DE 400 funcionarios de su consejería; por la mañana defendía habérsela puesto y no pensaba dimitir, su gran jefe le apoyaba… pero por la tarde ya había dimitido. Voy a darme prisa, pues si tardo un poco, tendré que volver a actualizar el artículo y mis lectores se empezarán a aburrir. Estoy empezando a leer más casos parecidos –dos gerentes de hospitales han dimitido también- y esto sigue y sigue. Lo último ha sido un consejero de Sanidad de Ceuta (para colmo se ha defendido diciendo que “yo no quería vacunarme, si yo ni me vacuno de la gripe y no me gustan las vacunas…). ¡Todo un consejero de sanidad, que en época de pandemia dice que no le gustan las vacunas!
En el tema de las vacunas, hemos pasado de lo increíble a lo esperpéntico en un abrir y cerrar de ojos. Seguiremos hablando de ello.
NOTA: El título me ha salido fácilmente, pero a medida que escribía, se me ocurrían otros más: “¡Vaya morro!”, “A la cola, como todos”, “Políticos teníais que ser”, “Aprovecharse del cargo”, “Hasta que te toque, te esperas”, “Abuso de poder”, “Tramposos”; y otros parecidos.
Propongo a mis lectores que voten por el título que prefieran (u otros nuevos) y así pasamos el rato en casa leyendo las opiniones (que vamos a tener bastante tiempo, tal y como va la infección).
0 Comentarios
Lo sentimos!
Pero puedes ser el primero Deja un comentario !